martes, 10 de mayo de 2011

Carta sin destinatario

Nunca había visto tu cara, por ende nunca pude haberte soñado de la forma en la que lo hice, con una urgencia de ti como si se tratara de vida o muerte tu abrazo, tu beso. Digamos que amanecí con la vaga idea que dormía a tu lado y que tu presencia era fuerte e infinita, lástima que nunca te dije hola porque ahora no tengo a quién decirle adiós.

Si te escribo es porque las palabras se atoran en mi pecho y me impiden respirar, porque llevo todo el día pensando en lo poco prudente que sería escribirte. Hay mil y un historias para contarte de todo lo que vivimos juntos, recordarte esas memorias perdidas que quizá nunca imaginaste vivir y que te decidas por fin a quedarte aquí.

Pero también es una despedida, porque me rehúso a seguir soñando con alguien que nunca estará, porque una cara borrosa y un corazón que está a punto de explotar por tantas emociones no merezco, porque tú siendo como eres, tan extraño e indiferente nunca sabrás que te sueño, te siento, te veo, te huelo, te espero. Porque si algo aprendí de tu sombra, es que la espalda siempre es mejor que un rostro lleno de lágrimas, que si no te reconozco cuando camino por la calle es porque tú jamás me reconociste cuando caminamos al lado.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Frases I

"Uno no puede ser feliz con quien no debe"

Esta frase me la dio un amigo que está leyendo el libro de El Beso de Dick, es amor entre hombres, interesados googleenlo. El punto es que la verdad que rodea esta frase es absoluta, sino seríamos felices con cualquier cosa y por cualquier cosa y esa no es la gracia.

"Ten presente que las cosas que te metes en la cabeza están hí para siempre, dijo. Quizá deberías pensar en eso.
Algunas cosas las olvidas, ¿no?
Sí. Olvidas lo que queires recordar y recuerdas los quieres olvidar"

Sacada del libro La carretera escrito por Cormac McCarthy. Hy cosas que no pueden negarse.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Uno.

Ella no temió en mostrarle su alma a aquel extraño de tres días, de enseñarle con detalles lo que guardaba con recelo por dentro. Él la miraba curioso y le ponía atención y a los ojos de la mujer, era el ser que mayor atención le generaba, se moría por besarlo y estar con él.

Se aferró a sus brazos, quedándose dormida, estaba tan tranquila que no quería despertar, por primera vez no quería despertar, no por el aburrimiento sino por la tranquilidad que su lecho le brindaba.

Lo deseó, lo desea, ella quiere volver a esos brazos y no salir nunca más. Será que él estaba dispuesto a ser ese apoyo para ella toda la vida, quién sabe, quizá él quería lo mismo, ser ese lecho tranquilo que cuidaba esa alma cansada y triste por la vida, que vaga, sola.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Y en el cielo

Mientras tanto en el cielo, hay fiesta, sin nosotros los mortales. No, no hablo del cielo ese donde van las almas de los buenos, si no de ese cielo de inmortales que observan entretenidos lo que pasa en nuestra tierra.

Ven mi vida y la tuya y la de él, quizá la de ella, la del malnacido-como la mayoría de nosotros- de la esquina o de la zorra que tienes al lado. Del desagradecido que piensas y del pobre que deberías pensar. Del ricachón de la cuadra, del guiso, el ratero, los marginados y los aceptados, los normales, anormales, maricas, mediomaricas, maricafóbicos. De todos, sin excepción.

Consideran que los más entretenidos son los de aquellos perdedores que se entregan a la pena y el dolor, y escriben todas las noches en sus libretitas desteñidas y teñidas por el rojo que les recuerda ala sangre, su día, sus dolores.

Escriben de la luna, todas las noches, que la luna está cansada y la aburre ver mortales en su vida diaria, es la única del cielo que aburrida asiste a las noche de observación. El sol, está sentido, histérico con ellos y con sus compañeros inmortales que no vean algo más, donde hablen de él, porque esa depresiones lo tienen deprimido.

El resto, se ríe, disfruta ver cómo siempre hacen lo mismo pero juran que es diferente. Cuando ven mucho tiempo eso, cambian, a los que sí hacen algo con sus vidas y se entretienen, viendo aquellas innovaciones.

Y en el cielo, al igual que en la tierra todo es lo mismo, todos trabajan, cumplen labores y se van a ver la vida de alguien más, para sentir que nuestras vidas son más miserables que las de ellos, que buscan nuestras palabras para sentirse vivos, que saben que sin ellos no estaríamso aquí y que alguien como yo todas las noches les escriben, que ignoran como nosotros les ignoramos, que se aburren como a nosotros nos aburren. Que lloran, ríen, enojan.

Que podríamos ser una mentira a la que están aferrados. Nada nuevo en este cielo, de emociones tristes y gastadas. Nada nuevo en esta tierra que se olvido de ver hacia arriba y perderse en el más allá.